martes, 7 de abril de 2009

MONEDA

¡… Y si pega vale! Canta Ilde a todo el público que, billete en mano se agolpa alrededor de un círculo formado por una sola fila de sillas en la cual están sentados los que más juegan a las chapas. En el bar de Frutos, como siempre, como toda la vida; en Villanueva de los Caballeros.
Hasta allí, la noche en la que Nuestro Señor muere, comienza la libertaria licencia de gastarse los duros en este juego que deja al antojo de la fortuna y de la suerte el que ganes unos miles, o dejes hasta la camisa.
¡El que tira va a caras! Vuelve a gritar Ilde, “el baratero”, que es el moderador de este debate nocturno. Sus tertulianos… gentes de todos los pueblos de alrededor y de la capital, pues la fama de que aquí se juegan los duros, ya ha llegado hasta allí.
No hay secretos en este juego, el azar y la suerte están al cincuenta por ciento exacto de probabilidades de tocar a los agraciados que apuestan por una de las dos caras de la moneda; o las “caras”, o las “lises”. Hay quien dice que el secreto de la tirada está en la forma de colocar las monedas antes de “volarlas”. ¿Quién lo sabe?
Este casino rural, congrega a cientos de personas desde el Jueves Santo hasta el Sábado en animadas sesiones de Chapas, luego en todo el año se vuelve a jugar, es por ello que se ahorra todo ese tiempo, para tentar a la suerte a que multiplique por nosecuantosmil, tu dinero.

Hay otras timbas, para las cuales, hay que tener “buen colchón” pues ahí sí que se juegan muchos cientos de miles, que yo lo he visto, pero eso está reservado para los grandes capitales o los grandes jugadores, expertos en faroles, técnicas y tácticas que hacen del juego una forma de financiar y disfrutar su afición por las cartas.
Pero en todo está el factor suerte, las cartas y el botar de las monedas en el suelo es cosa de las matemáticas y la física.
Los únicos que ganan siempre, el dueño del bar, y el baratero; justo pago a su trabajo. El uno, el de aguantar tantas horas sirviendo las copas y bebidas y al segundo, por tener la paciencia y la destreza de saber “poner en su sitio” a ese que llevaba buena racha de “tiradas” y le cambió la jugada y decía “ha pegado en el pié de ese”

¡El que tira va a lises y si pega vale! ¡Dos mil a caras! ¿Quién las casa?

Después vuelan los Luises, monedas del 1.700 aproximadamente, de la época de Luis XV, que quizá den el nombre al lado contrario de las “caras”, “lises” o Luises.


Moisés Busnadiego.