miércoles, 3 de noviembre de 2010

ALCALDES

Deciden dedicar durante unos años parte de su vida al servicio de sus vecinos. Unas veces por “tener posición”, por sentirse importantes, otras por verdadero espíritu de servicio y con ganas de hacer cosas por aquellos que le dan su voto de confianza y por el pueblo, pocas veces he visto yo a uno que se haya presentado por la propuesta vecinal, casi siempre es utilizado por los partidos porque sabe de la empatía y pro-actividad con las gentes.
No olvidemos que en los pueblos, se vota más a la persona que a la formación política, aunque siempre hay un especial “pique” entre los de un lado y los de otro.
Sin intención de marcar pautas, quien soy yo, ni encostarme más de un lado que del otro, considero que en esta época actual, difícil, diferente, deberíamos hacer una reflexión muy, muy profunda de lo que es el verdadero servicio al ciudadano. Si esta reflexión se hace con la razón y no con el corazón, las decisiones serian mucho más lógicas y del agrado de más paisanos.
En los pueblos pequeños, es más difícil no toparse con un vecino al que una obra retrasada durante años le abrasa el temperamento y más cuando se hacen unas aceras bien soladas, con espectaculares baldosas en calles no transitadas. Demasiado poco pasa cuando a sabiendas se cometen este tipo de tropelías. ¿No es mejor intentar agradar a todos? ¿No pagan impuestos todos, en la proporción de sus bienes urbanos?

El dinero público, es obligatorio o así lo entiendo, que debe invertirse en cuestiones de verdadero interés para la comunidad y no con el afán o la intención de perpetuarse en el sillón, favoreciendo a tal o cual familia (en los pueblos) que hagan que consigamos salvar la mitad más unos pocos para seguir en el cargo.

Acaso no recordamos todos a los alcaldes que se perpetuaban allá por los años 70 u 80 durante años y años; ¡Claro! Eran otros tiempos, pero el secreto era o esa es la percepción, que siempre escuchaban al vecino. En la cantina, en la plaza, en la cámara agraria; cualquier lugar era el salón de plenos.
Asfaltado de calles, acometidas, saneamientos, alumbrado, columpios, remozado de plazas, tele-club (¿Recordáis que tardes?).
No siempre llovía la misma agua para todos, pero sí es verdad que el agua mojaba a todos; quiero decir, que a todos les llegaba algo de lo público.

El gasto por gastar sin criterio aparente y sin comprobar la real necesidad perjudica a la comunidad.

Cuando las decisiones son complicadas hay que reunir al equipo y hacer un ejercicio, siempre, de consenso, de raciocinio y sobre todo de humildad. Creo que a muchos se les olvida que algún día estarán al otro lado y aquello que siembren, recogerán.

A trabajar más por todos y en estos momentos difíciles para todos.

Moisés Busnadiego.

¡AMIGOS!

Aquellos que comparten juegos, trastadas y porqué no, gamberradas en la infancia y en la adolescencia o juventud, son los verdaderos amigos que pase lo que pase, estés donde estés, no le veas en años; siempre tendrá un verdadero abrazo y una palabra de aliento en los momentos complicados

Es el amigo que comparte lo íntimo, al que pides consejo apelando a su raciocinio en el momento en que estás dudando una decisión importante, aunque tengas taitantos.
Más que a un hermano, cuando crecemos, seguimos ese rastro que nos deja su paso en nuestra vida.

La partida al julepe, o la escoba o al tute; incansable compañero, motivo de rabia incluso de riña cuando no te apoya el semi fallo. Pero al final, ahí está, dispuesto a jugarse los duros contigo.

Noches de parranda, copas a Toro, o a Villalpando o Rioseco; madrugadas y mañanadas resacosas con la boca seca de no haber callado de contar, a veces, verdades, a veces leyendas, siempre ahí, al quite. No podré olvidar las Nocheviejas, cuando enamoraba Paquito, ¡que niebla! ¡Vaya cuarenta kilómetros infinitos! Y la leyenda de aquél que estaba en un descampado con su novia y al salir del coche para “arreglarse” se les cerraron las puertas y fueron a buscar ayuda medio “en pelotas”.

El Stromboly, Que sala de fiestas; Chema era el caprichito de las nenas allí. ¡Como triunfaba cada finde el jodio!
Pero hay más, La Oca, La Menta, El Boulevard, La Gregory, cuanta vida, cuantos buenos momentos y que recuerdos. Cuanto te gustaba la música (AH), tu supiste meterme el gusanillo de la música, los mezcladores, sicodélicos, máquinas de humo y espuma. ¿La Discomovida invento de ahora? ¡Qué va! Ya entonces y estoy hablando de más de 25 años, ya teníamos verdaderos spiker´s musicales; lo que pasa es que no prestábamos atención, estábamos a otras cosas.

Cuidar a los amigos de la juventud, no importa si discutís, es normal, pero al final, son los que quedarán, siempre, y muchas veces un abrazo o un apretón de ellos te rellena el espíritu.

Moisés Busnadiego.