jueves, 9 de diciembre de 2010

VECINDAD

Casi otro año, ya otra navidad. Puesta a cero.
Vuelve todo a su principio, a los entrañables recuerdos, a los vinos y las gambas en el bar de… Al reencuentro con los que están fuera o vienen de guindas a brevas.
Lástima que los pueblos nos los pongan en medio del campo, porque no hay manera de acabar con el frío. Ni bufanda, ni guantes, ni abrigo; todo es poco para salir a la calle. ¡Qué frío!

Nos empapamos del espíritu navideño; ese que parece que el resto del año lo dejamos un poco de lado… o lo ignoramos.

Se me agolpan tantos buenos momentos vividos con tanta gente, con tantos que será difícil que recuerde a todos y por ser correcto no nombraré a ninguno para evitar que nadie se sienta olvidado, que para nada, os lo aseguro. Nadie, ninguno ha pasado sin dejar, por lo menos, una huella. Y eso es espléndido.
De todos hay un resquicio en la memoria, en el corazón.
Un suspiro y sigo golpeando las teclas de esta máquina que me transporta a las navidades pasadas en la casa de la abuela. Sus vecinos, los más cercanos eran los de siempre.

Aquellas viejas historias de los tiempos de la posguerra, de la necesidad en el pueblo; quiero pensar que hubo necesidad en mi pueblo, me niego a pensar que alguien, pasó hambre.

¡Me niego! Y me niego porque me costaría entender el porqué, de que algunos de los descendientes de aquellos de la necesidad, si, de aquellos que vivían de la ayuda del vecino, hoy esos descendientes andan cortos de memoria o no se les ha refrescado esa memoria y recuerdos de sus antepasados.
De nada tenemos que avergonzarnos, cada uno tenemos nuestra vida, nuestro presente y nuestro pasado.

Hagamos esta reflexión para comenzar el nuevo año con aire nuevo. Siempre apelo al recuerdo, a las historias, a las sobremesas, a que los mayores cuenten a sus venideros o descendientes estas cosas.

No perdamos lo más grande de las gentes de pueblo. Lo puro de la gente noble.
No nos dejemos contaminar por vidas urbanitas en las que ni siquiera conocemos (convivimos) al que nos acompaña en el ascensor cada mañana o cada noche.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

ALCALDES

Deciden dedicar durante unos años parte de su vida al servicio de sus vecinos. Unas veces por “tener posición”, por sentirse importantes, otras por verdadero espíritu de servicio y con ganas de hacer cosas por aquellos que le dan su voto de confianza y por el pueblo, pocas veces he visto yo a uno que se haya presentado por la propuesta vecinal, casi siempre es utilizado por los partidos porque sabe de la empatía y pro-actividad con las gentes.
No olvidemos que en los pueblos, se vota más a la persona que a la formación política, aunque siempre hay un especial “pique” entre los de un lado y los de otro.
Sin intención de marcar pautas, quien soy yo, ni encostarme más de un lado que del otro, considero que en esta época actual, difícil, diferente, deberíamos hacer una reflexión muy, muy profunda de lo que es el verdadero servicio al ciudadano. Si esta reflexión se hace con la razón y no con el corazón, las decisiones serian mucho más lógicas y del agrado de más paisanos.
En los pueblos pequeños, es más difícil no toparse con un vecino al que una obra retrasada durante años le abrasa el temperamento y más cuando se hacen unas aceras bien soladas, con espectaculares baldosas en calles no transitadas. Demasiado poco pasa cuando a sabiendas se cometen este tipo de tropelías. ¿No es mejor intentar agradar a todos? ¿No pagan impuestos todos, en la proporción de sus bienes urbanos?

El dinero público, es obligatorio o así lo entiendo, que debe invertirse en cuestiones de verdadero interés para la comunidad y no con el afán o la intención de perpetuarse en el sillón, favoreciendo a tal o cual familia (en los pueblos) que hagan que consigamos salvar la mitad más unos pocos para seguir en el cargo.

Acaso no recordamos todos a los alcaldes que se perpetuaban allá por los años 70 u 80 durante años y años; ¡Claro! Eran otros tiempos, pero el secreto era o esa es la percepción, que siempre escuchaban al vecino. En la cantina, en la plaza, en la cámara agraria; cualquier lugar era el salón de plenos.
Asfaltado de calles, acometidas, saneamientos, alumbrado, columpios, remozado de plazas, tele-club (¿Recordáis que tardes?).
No siempre llovía la misma agua para todos, pero sí es verdad que el agua mojaba a todos; quiero decir, que a todos les llegaba algo de lo público.

El gasto por gastar sin criterio aparente y sin comprobar la real necesidad perjudica a la comunidad.

Cuando las decisiones son complicadas hay que reunir al equipo y hacer un ejercicio, siempre, de consenso, de raciocinio y sobre todo de humildad. Creo que a muchos se les olvida que algún día estarán al otro lado y aquello que siembren, recogerán.

A trabajar más por todos y en estos momentos difíciles para todos.

Moisés Busnadiego.

¡AMIGOS!

Aquellos que comparten juegos, trastadas y porqué no, gamberradas en la infancia y en la adolescencia o juventud, son los verdaderos amigos que pase lo que pase, estés donde estés, no le veas en años; siempre tendrá un verdadero abrazo y una palabra de aliento en los momentos complicados

Es el amigo que comparte lo íntimo, al que pides consejo apelando a su raciocinio en el momento en que estás dudando una decisión importante, aunque tengas taitantos.
Más que a un hermano, cuando crecemos, seguimos ese rastro que nos deja su paso en nuestra vida.

La partida al julepe, o la escoba o al tute; incansable compañero, motivo de rabia incluso de riña cuando no te apoya el semi fallo. Pero al final, ahí está, dispuesto a jugarse los duros contigo.

Noches de parranda, copas a Toro, o a Villalpando o Rioseco; madrugadas y mañanadas resacosas con la boca seca de no haber callado de contar, a veces, verdades, a veces leyendas, siempre ahí, al quite. No podré olvidar las Nocheviejas, cuando enamoraba Paquito, ¡que niebla! ¡Vaya cuarenta kilómetros infinitos! Y la leyenda de aquél que estaba en un descampado con su novia y al salir del coche para “arreglarse” se les cerraron las puertas y fueron a buscar ayuda medio “en pelotas”.

El Stromboly, Que sala de fiestas; Chema era el caprichito de las nenas allí. ¡Como triunfaba cada finde el jodio!
Pero hay más, La Oca, La Menta, El Boulevard, La Gregory, cuanta vida, cuantos buenos momentos y que recuerdos. Cuanto te gustaba la música (AH), tu supiste meterme el gusanillo de la música, los mezcladores, sicodélicos, máquinas de humo y espuma. ¿La Discomovida invento de ahora? ¡Qué va! Ya entonces y estoy hablando de más de 25 años, ya teníamos verdaderos spiker´s musicales; lo que pasa es que no prestábamos atención, estábamos a otras cosas.

Cuidar a los amigos de la juventud, no importa si discutís, es normal, pero al final, son los que quedarán, siempre, y muchas veces un abrazo o un apretón de ellos te rellena el espíritu.

Moisés Busnadiego.

lunes, 30 de agosto de 2010

ENCUENTRO FELIPE II; DON JUAN DE AUSTRIA


El próximo 25 de Septiembre se celebrará en VILLAGARCÍA de CAMPOS la VI Celebración del encuentro del Rey D. FElipe II con su hermano Jeromín.
La asociación AMIGOS DE LA HISTORIA DE VILLAGARCÍA DE CAMPOS, me invita e invita a todos aquellos que tengan inquietudes Culturales a celebrar esta jornada.

He aquí el Cartel anunciador del documental que se proyectará en ese día.

viernes, 20 de agosto de 2010

PURA Y VIRGEN.

No he visto ninguno “entrado en carnes”. Más bien son espigados y de tez morena, muy morena. Antes se sabía de su existencia a primera hora de la mañana, y al caer la tarde.
El pastor ha sido durante décadas, personaje indispensable en el paisaje de nuestros campos.
Él era aquél que muchas veces, hacía las veces de guía a los desorientados o perdidos en las bacheadas carreteras comarcales de nuestra vieja Castilla.
- ¿Por dónde voy a Toro?
- Vaya todo recto y lléguese a Villar y todo recto.
¿Cuántas veces hemos “pitado” desde el coche al pastor de cualquier pueblo, porque sabemos que siempre va a ser atento con nosotros, respondiendo con un saludo? Siempre.

El escenario, siempre el mismo: inmenso campo, al solano. Quizá tiene suerte y un nogal o cualquier otro árbol, le cobijará del apasionante sol.

Conocen mejor que nadie los cambios de tiempo; las entradas y salidas de las gentes del pueblo y sobre todo, y lo que me llama la atención y ahora encuentro la lógica, muchos de ellos son los mejor informados de lo que ocurre en el mundo, pues su acompañante permanente es el transistor.
Seguramente hoy, aunque es un trabajo para el que cada vez es más difícil encontrar quien quiera desempeñarlo, la radio ha sido sustituida por el MP3 o por el teléfono móvil.
Me pregunto si desde el móvil, el pastor tecnológico, estará “conectado” al mundo con “feisbuq” “Tuiter” o “tuenti”. ¿Y por qué no?

Los oficios evolucionan, otros, por desgracia, desaparecen, pero y ¿porqué además de cuidar las ovejas en el campo, no se puede estar informado en tiempo real del precio del litro de leche del proveedor; llevar el control de la sala de ordeño y tener el calendario actualizado de los ciclos de preñez del rebaño?

Al ponerse el astro rey, regresan al aprisco para ordeñar a cada oveja. La marca del pastor hace unos años, era un callo muy particular que tenía en el dedo pulgar, que mi amigo Valentín, en la mili me explicó que lo que más echaba de menos era tocar las tetas de las ovejas y no el tacto del cetme.
Hoy gracias a las salas de ordeño, es tarea mucho más sencilla e higiénica que mejora la calidad de vida del ganado y por supuesto del hombre.


Envidio este antiquísimo oficio, en tiempos trashumante, sospecho nada estresante, sosegado, en conexión permanente con la madre naturaleza y sobre todo ejercitante, que hace que los que tenemos trabajos sedentarios, acumulemos redondeces que los pastores no tienen.


Moisés Busnadiego.

viernes, 6 de agosto de 2010

AGOSTO

AGOSTO.
Otro verano de calor asfixiante en el pueblo. Cañitas, para los mocitos, refrescos para los peques y agua, mucha agua para sofocar la sed.
Tinto de verano con hielo para ellas y porroncito de cerveza en las tertulias nocturnas a la puerta, aprovechando la brisilla. Por la noche es cuando se puede vivir.

Estas tertulias son la mejor terapia para el espíritu, pues nos hacen, siempre, recordar los buenos momentos, los no tan buenos ratos y el recuerdo por aquellos que han dejado huella en nuestras vitales existencias.
En las nuestras, en el barrio del barrero, hablamos de cómo trabajábamos, incluso de niños, ayudando, un año a uno, y al otro a otro de los tíos de Bilbao a hacerse la casa del pueblo. Aquí trabajábamos todos, la mayoría de peones; preparando la masa; otro transportando los ladrillos y el carretillo lleno de cemento para que al papa o el tío que eran los “oficiales arbañiles” no les faltara material para levantar tabiques, muros o colocar las ventanas y las puertas.
Otro de los tío, era el encargado de la electricidad y siempre había que contratar (por horas) al verdadero albañil del pueblo o de san Pedro, para que organizara todo aquello o por lo menos, sirviera de coordinador de oficios y por supuesto, era él quien se encargaba de la fontanería, pues las distancias de los desagües, tomas de agua, pues colocar bien el fría y el caliente, era casi, casi, un secreto de los Dioses.

A media mañana, los “torresnos” y el porrón o la bota y el botijo para los peques. Continuábamos dos o tres horas y tocaban fiesta, para los niños, pues los padres por la tarde, seguían la faena. Bueno, que los niños tampoco hacíamos mucho, pero una ayuda es una ayuda.

Otra de las historias que siempre salen a relucir, son las trastadas de chavales, o no tan chavales, que si fuera ahora, nos caería una denuncia por cualquier tipo de delito por lo criminal. ¡Cómo han cambiado las cosas!
Que si lo de ir a por pelotas al juego pelota y saltábamos al patio del cura; Que si lo del fraile dentro de un barril en la puerta de la iglesia; Que si lo del poner los tiestos en la carretera a las vecinas; Que si lo de mover el remolque de la orquesta; Que si lo de la güija en el gallinero de la casa de Rosarito. Un montón de historias que casi todos los años son repetidas por unos y por otros, haciéndonos a veces protagonistas, aunque en realidad fuéramos actores secundarios o figurantes, pero lo importante es hacer permanecer en la memoria de los –pocos- jóvenes que se sientan con nosotros a escuchar estas historias. De esta manera se escribe la historia de los pueblos, los rumores, las famas de unas familias o de otras, los apodos o motes de unas familias y otras. Viejas leyendas e historias de nuestro pueblo y de sus gentes.

Esto creo que no tenga que aconsejarles a ustedes, pues de una manera u otra, siempre se recuerdan estas cosas, pero… anden, confieses, esa trastada o gamberrada casi de película, cuéntenla a sus hijos o nietos. Cuando alguno de los amiguitos, en la plaza o en el paseo a los cuatro árboles o al convento cuente la misma, por ejemplo la de la güija en el gallinero de la casa de Rosarito, se generará la disputa de:
- Fue mi padre.
- No, que el mío me ha dicho que fue él.
Y en realidad, quien movía el vaso sobre la tabla fue… una mujer.

Así es, cuenten, cuenten, sorpréndales para que saquen pecho y no crean que su padre o su abuelo hayan sido tan buenos como parece.

¡Feliz verano! Y por favor, cuidado con la carretera.

Moisés Busnadiego.

MODERNICES

Ya estamos en el décimo año del XXI o del siglo 21.
Y cómo han cambiado las cosas en menos de treinta años.

La tele en alta definición, sonido “surrun”, pantallas planas y otras novedades; Cuando tan solo hace 45 años, había una o dos televisiones en el pueblo. Actualmente se puede interactuar -vaya palabreja- con la tele, configurando los contenidos a nuestro antojo. Íbamos al teleclub o al bar a ver los programas de la primera y de la del UHF, la segunda cadena. La radio era nuestra mejor amiga, reuniendo alrededor de la mesa a muchos oyentes.

El agua que hoy consideramos un bien obligado, hace 35 años, ni muchas de las casas de los ricos contaban con este vital líquido. Había que ir a buscar el agua al caño, cántaros de barro hacían de depósitos, y cada día a buscarla. ¡Ay, el wáter! Y la tabla. Ahora, le das a un grifo y ¡zas!, ahí la tienes, limpia, transparente… Con la luz, casi parecido; dos o tres bombillas y un par de enchufes, con un transformador para el frigorífico o un estabilizador para la radio. Hoy, no sabríamos vivir sin un enchufe para cada cachivache que tenemos en la casa.

Pero lo que más nos ha cambiado la vida son el teléfono y el ordenador, pues con estos dos aparatos tenemos acceso a todas las comodidades (¿seguro?) del mundo.
El teléfono, los primeros que fueron domésticos, eran los de góndola, y ya aquello de que tuvieran teclas en vez del aro de marcar era de potentados; cuando hasta hacía unos años tan solo, teníamos que ir donde la Señora Bibiana que nos daba línea para hablar con los papas o con los tíos de Bilbao, cuando estábamos de vacaciones.
 Un momento que le paso.
Y sonaba en el portalón aquello de poner una trompeta en la oreja y con otra trompeta en una caja, debíamos hablar.
Ahora, le llevamos en el bolso, cada segundo de nuestra vida y los más jóvenes sufren porque se les ha ido tres minutos la cobertura o porque no tienen la mejor tarifa de: “llama todo el fin de semana gratis a cualquier operador”

El ordenador, me permite leer libros, escuchar música, comprar, estudiar, hablar con mi primo el de Ermua, ver videos.
Pero lo que más me gusta es lo del correo electrónico y el “mesenyer” o el “eskipe” que es para llamar por teléfono desde el portátil. ¡A cualquier lugar del mundo! Y que puedas ver con quien hablas, eso ya es la pera limonera.
Dile a tu abuelo, cuantas cartas escribió a la novia cuando estaba en la mili. Comenta con tu abuela, cuantas llamadas de teléfono recibió cuando “hablaba” con tu abuelo.

Está bien evolucionar, pero no nos hagamos dependientes de las tecnologías y recordemos lo romántico de lo antiguo. Qué os parece si en el próximo cumpleaños de un familiar, le felicitamos por carta manuscrita. ¿Y si estas vacaciones enviamos una postal desde la playa a todos nuestros amigos o familiares?

Moisés Busnadiego.

martes, 22 de junio de 2010

CORPUS CHRISTI

Cien años después de que la festividad del Corpus Christi apareciera en España, D. Pedro Sobrino, vecino de Pozuelo de la Orden, en 1598, dona a la Señora de Santa Ana la cantidad de setecientos reales para hacer un PENDÓN.

Los Pendones, Estandartes y Palios han acompañado las procesiones del día del Corpus en todos los pueblos de nuestra comarca, marcada por una gran tradición cristiana, con fuertes convicciones religiosas.

Bajo Palio, y en una Custodia u Ostensorio, ese día en procesión se acompaña al cuerpo de Cristo por los diferentes altares que preparan los hermanos Mayordomos, servidores de la cofradía del Santísimo y las familias de los recién nacidos.

Los nacidos en el año en curso, son “echados” en camas de pétalos de rosas, recibiendo la bendición del párroco para la vida que le espera en esta terrenal vida. En algunos pueblos, se “abanica” con el manto del pendón al nuevo miembro de la comunidad cristiana.
Este acto, debe ser efectuado por el joven que mejor maneje el pendón por el posible riesgo que conlleva el considerable peso del palo, cordones y la banderola del pendón.

Los que han recibido el sacramento de la comunión en el último año, deben acompañar al Sacramentado, vestidos con el uniforme con el que le recibieron.

Toda esta celebración, aún perdura en nuestros pueblos siendo un día de fiesta que preparan con devoción, esmero y cariño todos los participantes, intentando que cada año sea más bonito para los devotos

Después de la celebración litúrgica, los mayordomos de la cofradía, invitan al que quiera acompañarles, a un refresco en su casa.

Moisés Busnadiego.

jueves, 6 de mayo de 2010

MISTERIO

LEYENDAS SIN RIMAS.

En Villalbín, hay una inmensa serpiente boa que cambia la piel cada tres años. Lleva muchos encerrada, casi tantos como los que hace que los monjes hospitalarios de la Orden de Jerusalén abandonaron el convento de Villanueva. Se dice que si permaneces en silencio por la noche, en la parte de atrás del convento, podrás escuchar el reptar de la gran culebra, arrastrando su sinuoso cuerpo por la hojarasca acumulada durante años en el suelo. Topillos, conejos, ratas, gallinas ciegas son su banquete.

Las bodegas de Tordehumos, se comunican con las de Villanueva, por el margen derecho del Sequillo, teniendo un ramal hasta el Castillo de los Quijada en Villagarcía, salvando por debajo, el cauce del río. Esta construcción antiquísima se utilizaba en tiempos para proteger a los muchísimos Nobles que vivieron por estas tierras cuando se revelaban los plebeyos.

La Colegiata y el convento de Villagarcía están comunicados por un túnel paralelo al actual canal que sirve de tránsito en días de temporal y lluvia invernizos, para que los suministros y necesidades de ambas comunidades no estén desatendidos.

En la casa del Herrero, en la carretera de Pozuelo, en las cerradas noches de invierno, una tenue luz, alumbra el interior. Nadie vive en ella, pero hay luz. El último habitante de la finca no quería marcharse; le obligaron. En las noches de luna llena, la penumbra de los cuarterones deja adivinar la silueta de este incansable capataz, que vuelve a recordar sus duros inviernos de monte y campo al calor del fuego del hogar… su hogar.

Las chirriantes puertas del camposanto, son en las noches de Noviembre escenario de furtivas excursiones de los más osados jóvenes, que se acercan a intentar escuchar los pasos y la respiración de los que dejaron la terrenal vida. Es un acto de verdadera valentía: permanecer unos eternos minutos junto a la verja del cementerio, observando la verdosa luminiscencia provocada por el fósforo óseo. Esa lúgubre imagen atrae desde siempre la curiosidad de algunos.

Las campanas tañen sin motiv: de madrugada, sin viento… ¿Quién las toca?

Estas y otras muchas leyendas siguen acompañando nuestra vida en los pueblos. Cada pueblo tiene sus leyendas propias. Las leyendas, sus personajes y lugares, siempre silenciosos, siempre presentes, atemorizan a los niños y en muchas ocasiones hacen de guardianes de lugares a los que no se debe entrar porque tienen dueño.

Cuenten en sus casa a los niños estas historias, que el temor a lo desconocido es una riqueza más en la vida.
“Como no te duermas, llamo al hombre del saco” ¿Recuerdan?


Moisés Busnadiego.

lunes, 12 de abril de 2010

ECCE HOMO

Es un verdadero ritual. El miércoles Santo, es de obligado cumplimiento llegar a tiempo a Villagarcía e ir a buscar al Santo a la vieja ermita y llevar la imagen del flagelado Jesús hasta su capilla en la Iglesia.

¡Todo el pueblo! Con sentida devoción; Algunos con los ojos humedecidos, quizá recordando lo concedido, o a los queridos que ya no están, que también eran devotos del “Padre mío”
En el trasiego a hombros del magistral paso, unas veces por los quintos, otras veces por sus padres, otras veces por cualquiera, se canta la Saeta.

La grande el viernes Santo en Rioseco. Todos los pasos en la calle. Devotos costaleros, estruendosas bandas de tambores y cornetas.
Hermanos y visitantes asistimos al relato de la pasión y muerte de Nuestro Señor en magistrales esculturas de los grandes maestros de la imaginería Española. La Escalera, El descendimiento, El Longinos, La Soledad, etc.

La devoción hace hervir la sangre del Cófrade que vive con verdadera pasión estos días de lealtad a su Hermandad, a su paso, a su creencia.
Desde la salida del paso de la Iglesia que le custodia el resto del año, para “bailarle” por la angosta calle donde apelotonados, los creyentes, admiramos la fuerza interior -y la física- esa pasión se nota en cada acto.

El Domingo, la del encuentro, en cualquiera de los otros pueblos que salpican la comarca. Siempre, por un lado ellas, llevan a la Santísima Virgen; ellos al resucitado. En algunos lugares, se termina esta procesión con una carrera del resucitado hasta la Virgen.

Hace unos años, la Semana Santa era la época de la reunión de la familia que no se veía desde la Navidad. Hace años, venían los hijos del pueblo a rememorar y participar en estas procesiones, para pasar de espectadores en la capital a actores en su pueblo natal.

Actualmente, el silencio de estos rituales de la Pascua es lo que más se echa de menos, cuando no son cuchicheos, son los móviles, o aunque no lo crean, los MP3 dichosos.

Es por ello que solamente queda invitar a disfrutar de estos días con el espíritu de antaño, y el que no lo comprenda o no lo respete, que se quede en el bar o en casa. Para los creyentes es un acto de renovación de Fe. Y como acto íntimo, personal, espiritual solamente solicitar respeto.

Chapas, gilé, subastao; también hay horas para lo lúdico.

Pero entre tanto llega ese momento y ven que ha salido el paso, Silencio.

Moisés Busnadiego.

martes, 2 de marzo de 2010

METIDOS EN HARINA

Carnaval, además de ser una de las épocas más divertidas del año, por lo lúdico de los desfiles y charangas, pasa por tener unas entrañables reuniones, la mayoría de los casos, de las mujeres de la casa.

Las Madres expertas, y las más jóvenes, muchas veces por curiosidad y otras veces por “echar una mano”, se preparan para realizar unos postres, que aún tenemos en nuestras mesas y fogones estos días.

Orejas, Torrijas, Flores. ¿Saben de qué hablo, verdad? Con azúcar, con canela, con miel; a gusto del consumidor.

El componente principal de todos estos platos, es la harina, que es lo que provoca el juego de lanzar un pellizco al que está enfrente dándole al rulo, a la hora de extender la masa. Además se utilizan huevos, ralladura de limón, leche, aceite, azúcar, todo ello bien batido primero y después, en caso de las orejas, “manoseado” para conseguir una bola de masa panadera de color amarillento que después, estiraremos para después cortarla en las porciones individuales (mejor inmensas) que llevaremos a la sartén para freírlas y llenar los grandísimos barreños, ahora de plástico, pero antes se metía en los de barro, o en calderos, o en...

La otra sobremesa son la flores, que es la misma fórmula que la de las orejas u “hojuelas” –llámenlas como quieran-. Las flores se hacen con la magistral mezcla, lo que ocurre que no hay que dejar espesar cuando se está mezclando, y ese líquido, que echaremos en un bol, después empaparemos este líquido un molde de acero (inoxidable) en forma de flor –de ahí su nombre- y de ahí a la sartén con el aceite bien caliente (cuidado).
En cuanto empiece a freírse, se soltará del molde y después se deberá vigilar que no se tueste o queme.

Las Torrijas, necesitan menos trabajo, pues se basan en unas rebanadas de pan, empapadas en una mezcla de leche, azúcar, un toque de vainilla que después rebozaremos en huevo y pasaremos por la sartén evitando que se “hagan” mucho, pues deberán quedar presentadas, doraditas y esponjosas.

Al final de todos estos dulces y entretenidos postres –light- los pondremos en la mesa, con diferentes maneras de aderezarlos.
Como les dije casi al empezar, la miel, el azúcar y la canela son los mejores acompañantes de estos riquísimos aliados del Carnaval, que menos mal que los que somos de pueblo, aún sabemos la fórmula y que debemos procurar nuestros hijos se lleven en su recuerdo, para que cuando sean padres hagan lo mismo que hicieron los nuestros con nosotros y así darle continuidad a lo tradicional de nuestra cultura pueblerina, como es la gastronomía. Y el que no tenga pueblo, que se fastidie porque las de la tienda de debajo de casa no saben ni se disfrutan igual.

Métanse en harina que una tarde en compañía de la abuela y de los hijos, bien merece la pena.

Moisés Busnadiego.

HAYA PAZ

Haya paz.

No sabe de leyes, pero sí de paz. Un hombre bueno. Sus decisiones… pura intuición, aplicada a la costumbre y los usos del pueblo. ¡Qué mejor Cátedra!

Agricultor, ganadero, no tiene importancia su oficio. Juega a las cartas, riñe y discute -como todo hijo de vecino- con los demás; bien de futbol, bien de las sinrazones de lo cotidiano. Pero su papel es fundamental para la buena y justa convivencia de todos los vecinos y en verano, habitantes del pueblo.

Su labor es principalmente la de apaciguar los ánimos ante un calentón, porque se ha levantado una medianía sin respetar uno, la línea del otro.

O porque “fulano me ha dado una segada con la máquina en mi tierra, cuando la tengo bien marcada con el mojón”

Su despacho, casi siempre compartido en la casa consistorial, no tiene el lujo de los letrados de la capital, ni maderas nobles, ni lamparita encima de la mesa. Su archivo, lo conforman dos o tres carpetas en las que se registran los movimientos demográficos de la localidad, nacimientos, bodas y defunciones. Ni auxiliar que le vaya escribiendo sus decisiones.

Casi siempre sus sentencias son selladas con un apretón de manos por parte de los dos –simpretengolarazón-, al principio energúmenos, que poco a poco se van convirtiendo en mansos gatitos, al oír la magistral clase de raciocinio y lógica justicia que imparte como si lo hubiese hecho toda la vida, nuestro protagonista.

Nunca sabremos la de dinero que nos ahorramos en los pueblos, gracias a él. El Juez de Paz, que evita en la mayoría de los casos, embadurnarnos en costosas minutas de elegantes y pomposos abogados, que conducen grandes automóviles y tienen unos despachos cubiertos de maderas nobles, con secretarias por doquier y una lámpara (casi siempre con tulipa verde), en su descomunal y barnizada mesa de madera maciza.

Claro que todo eso se paga a razón de dos mil duros, solamente por entrar; ya no te digo nada si entras en harina.

Con un café en casa de Ursi o del Chule, ya le pagaremos la conciliación a nuestro querido Señor Sixto. Nuestro Juez de Paz.


Moisés Busnadiego.

sábado, 23 de enero de 2010

A PIÉ DE CALLE

Unánimes son las voces críticas contra los gestores de esta ahogante crisis que golpea un derechazo o zurdazo a la cara de los más débiles.

Débiles somos todos aquellos que no tenemos, como decía Lázaro -el de Tormes-, "un puesto en la Corte, que son los que medran"

Somos débiles, porque cada mañana cuando vamos al trabajo, aquellos que aún no lo hemos perdido, no sabemos si al llegar a la puerta de la oficina o del taller encontraremos alguna sorpresa como ha ocurrido con vecinos, amigos o familiares.

Muchos -van cuatro millones y pico- han visto de repente sus vidas truncadas por la pésima gestión, de sus superiores, muchas veces cegados por lo lucrativo del negocio. En cuanto se rasca un poco en cada empresa que ha presentado ERE, o ha cerrado o ha dejado de pagar las nóminas, o no ha cotizado por los servicios prestados, vemos que lo que importaba era fabricar, construir, vender al precio que fuera, sin tener, en muchas ocasiones, la menor idea de gestión de un negocio. Como además el sistema permitia (a todos) endeudarse hasta las pestañas, pues la mayoria subiamos a ese autocar de la deuda.

Otras veces y las que a mi personalmente más me soliviantan, es la negación por parte de los bancos a conceder créditos (caros) de hasta lo que hace un par de años se daba casi por entrar a saludar al director de nuestra sucursal. Esa falta de crédito, hace que muchos empresarios que aún tienen trabajo, producen con criterio, venden a justiprecio y cumplen con todo lo legal; pues digo, esa falta de crédito de un pagaré o pedido en firme de un Cliente, hace que le falte liquidez para, por ejemplo pagar la nómina del que ha fabricado lo vendido.

Después viene el impago o aplazamiento de las cuotas a la seguridad social, y así hasta el infinito.

Es lamentable, como conozco, que un fabricante tiene retenido el material en aduana por falta de esa liquidez y va a perder un millonario contrato firmado con la administración regional de sanidad porque de repente su banco que le aceptó -por escrito- la operación de financiación, le ha dado con la puerta en las narices.

Cosas como esta hacen que el miedo se apodere cada vez más de nuestra existencia. Yo de pequeño tenia miedo al hombre del saco, pero nocreo que fuera Papá Nöel, sino que, quizá entonces fuera la imagen del banquero usurero con chistera y fumando puros encendidos con billetes de cien pesetas.

Aprovechando este bypass que vivimos, deberemos hacer todos una reflexión en cuanto a volver -cuando esto mejore- a entrar en el juego de consumir, endeudarse o bien, como hacian nuestros abuelos y padres, ahorrar e ir viviendo cómodos pero sin excesos, pues lo lamentable es que por desgracia ya muchos viven peor que sus padres o como en muchos más casos de los que pensamos, vuelven a vivir de los padres (con mujer e hijos).

Ellos, los que medran en la Corte, o los amigos de los de la corte, están en otro estrato social y como dice un buen amigo mio:

"NOS HEMOS PENSADO QUE TODO ES PARA TODOS Y NUNCA FUÉ ASÍ"

miércoles, 20 de enero de 2010

COJER EL TREN

España, hasta ayer era –entiéndaseme la metáfora- un país con una fuerza motora del tren de Europa, se ha convertido en este último año y medio, en un vagón, aparcado en la topera de cualquier estación de mercancías de Europa. Quiero decir: no nos movemos, ni siquiera como vehículo de cola o escoba de la línea cuyo origen es crisis y el destino es la normalización económica.
Los operadores de este tren, llamado reactivación, lo saben y nos dejan ahí, aparcados. Ni siquiera el jefe de estación donde estamos aparcados nos hace el mínimo caso, pues conoce de nuestra capacidad de fiabilidad y la seguridad que podemos dar al convoy. Nula esa es nuestra posibilidad si no mudamos viejos hábitos que van arraigados en la cultura del pelotazo y que llevamos como costra en nuestros negocios.
Un vagón que ha estado durante años y años transportando ladrillos, cemento, hormigón y ferralla, se ha de reciclar y rehabilitar para que comience a transportar otro tipo de materiales más acordes a las necesidades de los clientes objetivo.
No podemos “lodar” de yeso, material de alta tecnología y meter en nuestro vagón, materiales y herramientas de una, cada vez más necesaria, eclosión tecnológica.
Parece que aún quedan algunos que esperan se vuelva a poner en marcha el transporte de materiales de construcción, incluidos los maletines de las corruptelas que salpican a muchos de los ayuntamientos de España, sin diferenciar color ni lado.
Va a costar que volvamos a ser locomotora, pero deberíamos, entre todos, luchar duro por recuperar, al menos el medio del tren, aunque fuera como coche cafetería. Por lo menos el sector hostelero se reactivará.
En esta posición de servicio y contacto con los clientes (detrás de la barra), volveremos a ganar su confianza y nos propondrán nuevas oportunidades de negocio, con recelos, pero comenzará la apertura.
El papel de los que nos gobiernan, creo debe pasar, por ser el encargado de esta cafetería y gestionar bien el equipo de camareros y de aprendices, y dejar el liderazgo al Maitre. Ya habrá tiempo de volver a ocupar puestos más importantes, para lo que tendremos que demostrar durante años, que somos capaces –que lo somos- de hacer pedidos, vender, etc.; Es decir, tenemos que ganarnos, de nuevo, la confianza del Jefe.
El jefe está molesto pues ha visto que hemos realizado “conchaveos” con los proveedores, comprando más caro que ellos y aumentado el precio de venta, dando un pésimo servicio al cliente.
Espero que en unos meses, pueda volver sobre este tema ferroviario y decirles que estamos de maquinistas.

martes, 12 de enero de 2010

AÑO NUEVO

¡Vamos que ya empiezan! ¡Daros prisa!
Todos los años igual… Las mujeres de la casa liadas recogiendo la mesa. Ya está la uno a punto de retransmitir las campanadas.

Esta vez vamos a poner atención, pues es un lio con lo de los diferentes sonidos. Esto no es…TILIN TILIN TILIN TILIN TILIN, baja el carrilón; Esto tampoco, TLIN TLON… TLIN TLON… TLIN TLON… TLIN TLON, esto son los cuartos. ¡Atentos, que ahora sí! TON… TON… TON… así hasta doce. Parece que este año ya nos hemos aclarado, porque vaya gracia otros años… o nos adelantamos, o nos atrasamos.

A mí no me gustan las pasas y a mí me ha traído mi abuela unas uvas de las normales, a las que también tengo que quitar las pepitas.

Pedimos un deseo, Mi madre siempre dice que salud, que lo demás vendrá en mayor o menor medida, pero lo necesario es la salud.

Cuidado con que no os entre la risa, (que casi siempre entra) y alguno se atragante. Después un sorbito de champán; y… ¡Feliz Año Nuevo 1976! Echan un especial de PALMARÉS, que presenta Bárbara Rey.

Casi todos los años después de las uvas nos vamos a casa de Virila a celebrar la primera noche del año. ¡Hasta las tantas! Este año han venido todos sus hijos y nietos; Vienen a felicitarnos a casa Elda y Casi, y nos invitan a pasar a la suya. ¡Qué majos! Nos juntamos todos y cantamos villancicos, cuentan chistes de los de Arévalo (de los picantes son los que más nos gustan a los peques) y de otros, jugamos a las cartas, y vemos la tele. Los mayores beben cubatas y gintonics, nosotros fanta de naranja y cocacola.

Los mayores, Carlos y Nino ya se echan un poco de ginebra.

Nosotros atacamos la bandeja de la Señora Virila que la ha preparado inmensa: turrón del duro y del blando, mazapanes, polvorones, peladillas de las gordas, turrón de chocolate.
Ya ni digo nada del “cascajo”: Nueces, avellanas, almendras, castañas. Me acuerdo un año, que las castañas las pusieron encima de la estufa y estaban muy ricas, eso sí, había que estar “enrojando” continuamente la estufa.

En fin; un año más.

FELIZ AÑO A TODOS. Disfruten de estos días en compañía de los suyos y no pierdan la alegría de compartir un trocito de vida con el de al lado.

“NO PUEDE SER BUENO AQUÉL QUE NUNCA HA AMADO”
(Miguel de Cervantes)