Ya es la hora. No queda otra.
En estos dos últimos años y especialmente en estos meses hemos visto como la economía global va derrumbándose y con ella la de cientos de personas que ven que no llegan a final de mes y que está en riesgo mucho de lo conseguido en años de esfuerzo y ahorro.
Ahora, deberíamos entre todos comenzar a solucionar este “desaguisado”. Pero todos, no solo para los de siempre.
Las vacas gordas ya se han dejado de dar leche por cántaras y está cada vez más cerca del sacrificio que de volver a engordar. Ya no hay posibilidad de piensos de engorde rápido. Ahora deberá volver a comer pasto, y verdes de los perdidos.
Perdonen que haya hecho este símil con lo rural de una vaquería, pero la teta ha dejado de tener para tanto. Ahora queda, viniendo a lo real, solamente para mantener lo básico del sistema: Sanidad, educación y dicen que empleo.
Han de cambiarse muchos hábitos en la sociedad, que ya se están haciendo, pero no debería de ser porque vemos peligrar nuestros trabajos, sino que debería ser una norma a seguir para siempre.
Los derechos de los trabajadores son un logro de unas movilizaciones que se hicieron allá por los años 70 por los desertores del arado de nuestras tierras, cuando fueron a la capital a trabajar a FASA, MICHELÍN, IVECO, TAFISA, NICAS.
Eran otros tiempos, la época de la evolución industrial cerca de nuestro pueblo. Gracias a esos trabajadores productivos, constantes, cumplidores, los empresarios, aunque les costase, aceptaron estos derechos como pago a ese rendimiento en la productividad y beneficios.
Ahora vuelve a tocar apretarse los machos y empujar la balanza para que los derechos sobrevivan, pues lo que el sistema nos exige es más productividad. En la privada esto es más fácil de “medir” o controlar.
El esfuerzo real lo deben hacer los de la pública. Funcionarios y personal laboral de las instituciones públicas.
Muchos de los que trabajan como funcionarios lo saben. Les hay que no hacen absolutamente nada en todo el año. Se arropan a los moscosos, días de libre disposición, permisos de maternidad, funciones sindicales y demás regalías que los derechos de los trabajadores les han proporcionado, y han sabido subirse a ese carro, mientras, trabajan los de siempre. A esos funcionarios que si funcionan les debe de doler cuando la opinión pública critica y generaliza a todos.
Pero si es cierto que muchos conocemos a la funcionaria que ficha y a la media hora ya sale a desayunar, luego a comprar, luego a almorzar y luego parrafada de teléfono con su prima para contarla lo estupendo del fin de semana en la playa. Y que trabaje la tonta de siempre.
Este es el cambio que debería provocarse; todo aquel que no produzca y no se gane su sueldo, a la calle, al paro y despedido procedentemente, sin un céntimo.
Muchos de estos funcionarios que no funcionan, solo lo hacen fuera de su jornada pública, en un despachito por las tardes, o vendiendo seguros o “consiguiendo” según qué cosas.
Actividades la mayoría de las veces que no cotizan ni tributan al sistema social, que les permite pagar sus facturas como funcionarios.
En las privadas, ya sabemos lo que hay, o produces un poco más por lo mismo o incluso con bajada de sueldo, o…
Moisés Busnadiego.
www.moisesbusnadiego.blogspot.com
sábado, 27 de agosto de 2011
TIEMPO DE CAMBIOS.
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